Fa unes setmanes ens trobarem a prop d´una casa de camp que tenim, una tortuga solitaria, possiblement alliberada pels propietaris o escapada d´alguna casa, era la famosa tortuga de Florida (Trachemys scripta elegans).
Es pot observar la elegáncia que té al caminar.
A la foto de l´esquerra podeu observar la " TRACHEMYS SCRIPTA ELEGANS" acabada d´arribar a casa i recluida dins la closca, amb cara de tindre por. La pell de les potes a ratlles grogues li donen un aspecte de serp.
La "TESTUDO HERMANNI" i la " TRACHEMYS SCRIPTA ELEGANS" bevent l´aigua de la mánega del jardí. La tortuga de Florida al ser d´aigua es passa el dia bevent. o almenys així ho sembla. La closca de la Testudo es més rodona que la Taxemis
Aquesta Tortuga es molt ferotge, no proveu de posar-li el dit a la boca ja que vos podria fer mal, al mossegar podria tallar-vos la pell del dit i provocar una xicoteta ferida.
Es una gran nadadora, observeu com té el nas fora per a respirar.
LES TORTUGUES DE FLORIDA NO S´HAN D´ALLIBERAR >>>>>> MIRA AQUEST ENLLAÇ
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LES RAONS PER A NO ALLIBERAR ANIMALS EXÓTICS
INVASORES
Animales que llegaron y se quedaron
SARA MORENO
Hace no muchos años todavía era posible ir a un río y encontrar unos cangrejos llamados de río precisamente, y que según los cocineros era delicioso, pero desde que el cangrejo americano se zambulló en aguas hispanas, allá por los años 80, no ha parado hasta conseguir cargarse a nuestro cangrejo, el autóctono.
Ejemplos como éste abundan en nuestra fauna y flora. Animales y plantas que vienen del extranjero, se adaptan bien a nuestro entorno y logran colonizar, a costa de las especies autóctonas, un territorio. Ya en los años 20 se trajo desde EEUU un pez, llamado gambusia, muy voraz con las larvas de los mosquitos, precisamente para que combatiera el paludismo. Acabó instalado cómodamente en nuestros ríos y ahí sigue.
Algo después, rondando los años 50, apareció también por nuestros ríos el decano de las grandes invasiones foráneas: el lucio, también llamado tiburón de agua dulce. Es un pez que puede medir metro y medio y pesar 20 kilos. Además es muy devorador, ya que tiene dientes hasta en la lengua.
¿Y para qué lo trajeron de fuera? Pues para un fin lúdico: fomentar la pesca deportiva. Ahora campa a sus anchas en toda la Península Ibérica. En León, donde se pesca mucha trucha, han acusado al lucio de acabar con parte de este salmónido autóctono.
Lo cierto es que la mitad de las especies alóctonas, es decir, de fuera, que amenazan el equilibrio ecológico de nuestra fauna son peces.
Otros ejemplos son el black bass, el percasol y el siluro. Este último es un gran depredador (mide hasta cinco metros) que puede verse en el río Ebro. Lo trajo un pescador alemán en los años 70, lo arrojó al Ebro y se aclimató tan bien que acabó quedándose.
También el llamado mejillón cebra lo trajo un pescador como cebo, lo echó al Ebro y ahí se ha quedado, pegado en el fondo de las embarcaciones. Es peligroso porque devora el fitoplancton y reduce el nivel de oxígeno del agua. Llega a haber hasta 700.000 ejemplares por metro cuadrado, colapsando tuberías y acabando con la vida de otros animales. El Gobierno de Aragón ya se ha planteado acabar con este molusco.
Ninguna categoría animal y vegetal se ha visto libre de los invasores. Entre los mamíferos está el muflón, un venado que vino de Córcega especialista en arrasar flora protegida, y el arruí o muflón del Atlas marroquí. Ambos animales fueron introducidos en la década de los 60 por el Gobierno para cazar. Como son muy grandes (llegan a pesar 50 kilogramos) necesitan comer mucho y compiten con los ciervos por la comida. En las islas Canarias está dejando peladas las laderas de las montañas de flora endémica.
También muy voraz y agresiva es la tortuga de Florida, que ha colonizado nuestro país compitiendo con la tortuga autóctona.
Más cosas
PÉRDIDA ECOLÓGICA. Las especies invasoras son, después de la pérdida del hábitat, la causa principal de la pérdida de especies autóctonas.
NUESTROS PECES. De las 62 especies piscícolas que habitan los cursos fluviales de la península Ibérica, 41 son endémicas (o sea, de aquí) y 21 foráneas.
FLORA DESTRUCTIVA. El carpobrotus es la planta de fuera más temida. Es un césped sudafricano, muy resistente, que forma una capa densa e impide que otras especies autóctonas crezcan. Se utilizó para alfombrar los jardines de la costa española y Baleares, porque sobreviven fácilmente con poca lluvia, y ahora son un peligro.
ALGAS EN EL MAR. La llamada alga caulerpa cayó al Mar Mediterráneo y es también muy peligrosa.
Mamíferos, aves y peces en la cuerda floja
Los humedales llevan dos décadas sufriendo la invasión aérea de un animal similar al pato: la malvasía canela. Los ingleses importaron esta especie en la década de los 70. Se reprodujo con muchísima rapidez y echó a volar por el resto de Europa. Cuando llegó a España, se topó con la malvasía cabeciblanca, la nuestra. El encontronazo estaba servido.
Comenzaron a mezclarse y a producir animales híbridos y cuando los ornitólogos estudiaron los genes de estos ejemplares híbridos descubrieron que dominaban los genes de la malvasía invasora. El Ministerio de Medio Ambiente se alarmó y decidió hacer todo lo posible para erradicar a la malvasía canela o norteamericana.
Otra especie alóctona que está saturando sobre todo las zonas urbanas es la cotorra argentina, que llegó a España en 1990 como animal de compañía. El problema llegó cuando sus dueños las soltaron porque se iban de vacaciones. La Casa de Campo de Madrid está llena de estas aves exótica, que tiene un graznido muy escandaloso y está desplazando a las aves autóctonas. El Ayuntamiento de Madrid ya ha tomado cartas en el asunto.
El visón americano conquista Europa
En los años 80 se puso de moda el abrigo de visón, y como el nuestro no daba abasto, se trajo visón americano. Cuando estos abrigos pasaron de moda, las granjas que había con esta especie oriunda de Norteamérica cerraron y cientos de visones fueron liberados o se escaparon, sobre todo en el norte de España.
El visón americano es peligroso para su congénere europeo porque le contagia enfermedades nuevas, muchas de ellas letales. Además es muy agresivo y se reproduce con mucha facilidad, por lo que acaba desequilibrando el ecosistema natural de un río, expulsando a los visones autóctonos y acabando con las truchas. España y Francia son los únicos países europeos que todavía tienen visones autóctonos.